viernes, 8 de enero de 2016

¿SON LOS CONSERVATORIOS EL MEJOR LUGAR PARA INICIARSE EN LA MÚSICA?

Una persona profesional de la música y de la Danza normalmente llega a serlo porque desde edades tempranas ha dedicado un tiempo enorme a practicar ese arte. De no haber sido así, sus posibilidades de alcanzar la profesionalidad hubieran sido muy limitadas. Por eso se crean los Conservatorios que son necesarios para esta preparación profesional. Pero estas dos realidades (empezar pronto y habilitar centros específicos de formación) no tienen por qué ir unidas.
En muchos países la iniciación temprana a la música se realiza en la enseñanza general a través de un currículo práctico; en otros se refuerza el plan de estudios general con la práctica de un instrumento para aquel alumnado que lo desea; en la mayoría se crean centros que suelen llamarse Escuelas de Música para la iniciación y, en muchos casos estas escuelas sirven de "cantera" para seleccionar los casos más sobresalientes y derivarlos a unos centros de alto rendimiento que también reciben diferentes nombres.
Cuando se realizó el plan de estudios del 92, más conocido como LOGSE, se apostó por ese modelo más habitual: potenciación de Escuelas de Música, con un currículo abierto y cuya finalidad sería doble: formar músicos aficionados y, en casos especiales, prepararlos para el ingreso, en el momento que se considerara oportuno a unos centros muy específicos que serían los Conservatorios.


Esta es la razón por la que se reguló el acceso directo a diferentes cursos (así, un aspirante podía pasar de una Escuela de Música directamente al Conservatorio Superior), el bachillerato musical (esperaban que todos los que entraran en un conservatorio en la edad del bachiller fueran de un claro perfil artístico y, por tanto no irían a la Universidad), los centros integrados o el currículo creciente a medida que se quitaban asignaturas en su bachiller específico. Finalmente y, atentando contra la naturaleza de este modelo, debido seguramente a presiones de algunas Comunidades Autónomas, se reguló el llamado Grado Elemental.

Y así, no hay nada peor que una ley pensada para un modelo que se aplica una realidad totalmente diferente. De la teórica proliferación masiva de Escuelas de Música se pasó en muchas Comunidades a una potenciación de Conservatorios de todo tipo: Elementales, Medios (que después denominaron "Profesionales") y Superiores.
Así nos encontramos en muchas Comunidades Autónomas con unos Conservatorios que son prácticamente la única vía para acceder al aprendizaje de la interpretación musical, en los que unos profesores elegidos para formar profesionales con un currículo pensado para formar profesionales imparten clase a un alumnado que, en el mejor de los casos, su tasa de profesionalización llegará al 10%.
 Al ser un  sistema totalmente rígido hay serios problemas para enseñar a ese 10% lo que realmente necesita sin castigar al otro 90% y, en la mayoría de los casos se queda a medio camino, sin ser satisfactorio para ninguna de las partes: una tasa de abandono enorme mientras cada vez más, los casos sobresalientes se realizan el currículo a su medida al margen del sistema público de conservatorios.

Con todo ello, la pregunta inicial de si es el mejor lugar para iniciarse en la música, la respuesta es, rotundamente no, tanto si sospechamos que nuestro hijo/a tiene serias posibilidades de formar parte de ese 10% como si es del otro 90%. Sin embargo, en la mayoría de los casos no existe otra alternativa, las Escuelas de Música son bastante limitadas en cantidad y en variedad de oferta y suelen tener un componente demasiado individualista y atendiendo a los gustos instrumentales de una demanda desinformada, lo cual limita enormemente las posibilidades de crear conjuntos musicales coherentes. Existe una tercera vía, que es la que está funcionando mejor que es el ingreso en un sistema de conjuntos (bien sea Banda como en muchos lugares de España, Orquestas como en Venezuela o Big Band como en Sant Andreu, incluso Coros) y allí recibir una formación con una finalidad principal que es dar la oportunidad de hacer música en un conjunto coherente, para de ahí, ir sacando únicamente los casos más sobresalientes y derivarlos a una formación más específica. La solución a este problema sería simplemente convertir a este modelo los centros existentes, pero las reconversiones en este país no han sido nunca nuestro fuerte.

Fotografía: fuente INTEF MEC

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